viernes, 16 de enero de 2015

El medidor del cariño.

Llevo días pensando y he llegado a una conlusión: QUIERO UN REGALO.
Así es, quiero un regalo algo especial, y por desgracia no está cerca ni mi cumpleaños, ni mi santo y ya ha pasado el día de navidad.
De todos modos, el regalo que quiero tampoco sé donde lo pueden comercializar, porque ya he comentado que es un poco especial, tan tan especial que ni tiene nombre, por eso lo he bautizado yo misma y lo he denominado: EL MEDIDOR DEL CARIÑO.
Bueno, igual el nombre no es muy comercial, pero seguro que a alguno de vosotros también os haría papel cuando os explique sus prestaciones.
El medidor del cariño es para gente básicamente como yo, gente que se encariña pronto con gente a la que apenas conoce. Si, me explico: A veces, esta que escribe, de buena es tonta y cuando conoce a alguien y se crea una minima relación cordial, pues se encariña y ya se cree que todo el monte es orégano. Claro, luego así nos va.
Supongo que este carácter que me ha dado Dios y que yo me he encargado de acrecentar, me hace que no sea muy dada a hacer amistades con facilidad, a no conocer gente habitualmente, y luego cuando "aparece" alguien en mi vida que me da un poco de conversación, yo ya lo "adopto" como amigo/a para toda la vida. Me ha pasado con mi peluquera -que ya aparece en tres entradas de mi blog si no recuerdo mal y ya debe estar de mi hasta el chichi de lo famosa que se va a hacer-, me ocurre con la tendera, con las mamis del cole de mi hija y me ocurre con todo Dios. Lo malo es que claro, tu ya lo/la has adoptado como amigo/a para toda la vida pero no siempre ocurre así por el lado contrario, y es algo TOTALMENTE NORMAL. Lo anormal es lo mío, y lo sé.
Por eso quiero el medidor del cariño, para medir lo que el resto de gente puede llegar a sentir por mí, porque a veces, de buena eres tonta, y esas personas que para ti se vuelven gente que aprecias, para ellos simplemente eres una tipa que pasaba por allí y en ocasiones se aprovechan de la situación. 
Ejemplo: La tendera se muestra agradable y amigable porque vas allí a comprar sus productos, hablas con ella y tal, pero si dejas de ir y te la encuentras en la calle, pues ya no es tan amigable y entonces piensas: NORMAL, ELLA SOLO ME QUIERE POR QUE LE COMPRE, NO POR QUE SEA SU AMIGA. 
Y ojo, que esto no me pasa con todas, que tengo a mi peluquera que es un amor y no solo aprecia de mí que vaya a cortarme el pelo, y tengo a mi tendera repostera Susana, que cuando voy me trata con cariño y si me ve por la calle también es un bombón de persona... ¡¡y encima ha descubierto mi blog hace poco!! (Un saludo Susana!!) Pero que si, que a veces la gente se aprovecha de tus buenos sentimientos para sacarte todo lo que pueda y más...
Así que o cambio yo a la hora de encariñarme y querer dar todo de mí o... me compro un medidor de cariño para saber quien me quiere por lo que soy o por lo que tengo.

* (Comidas de tarro de viernes grises que le dan a una por pensar cosas en ocasiones sin mucho sentido y ganas de eso, comerse el tarro básicamente). 

Besos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario