miércoles, 20 de abril de 2016

20 de abril.





He llegado hasta aquí.
Estoy orgullosa de en lo que me he convertido.
Tengo 36 años y el camino hasta aquí no ha sido siempre fácil pero ha valido la pena.
No me puedo quejar de lo que he conseguido y estoy preparada para todo aquello que me falta por conseguir.
Preparada para la lucha, preparada para las próximas tempestades, para lo que la vida tenga guardado para mí.
No me quejo.
He llegado hasta aquí gracias a vosotros. A la gente que me ha acompañado en mi camino, gente que sigue a mi lado, gente que ya se bajó en otro andén y no continuó junto a mí, pero que sin duda alguna, de un modo u otro algo me enseñaron.
Estoy orgullosa de mi pasado, hay cosas que no repetiría por nada, y hay cosas que seguiría haciendo hoy en día. Me alegro de no haber hecho caso a mi madre cuando alguna vez me dijo: No vayas con esas personas que no te convienen. Porque no me equivoqué, hoy aún tengo a muchos de ellos de una forma u otra en mi vida. No me avergüenzo de nada, el pasado es importante para convertirte en quien eres en el presente, y en mi presente soy feliz.
No sé quien de vosotros, los que seguís en mi vida, ya sea por contacto diario, semanal, por whassap, por facebook, leeréis esto, pero quiero daros las gracias, porque todos, cada uno de vosotros, habéis sido importante para mí y de algún modo lo vais a seguir siendo. Gracias, a los que estáis, y gracias a los que estuvisteis. Entre todos me habéis convertido en lo que soy y me alegra ver en lo que me he convertido.

Por cierto… ¿sabéis que día es hoy? 20 de abril.

viernes, 8 de abril de 2016

Soy afortunada.

Me he dado cuenta de que soy una chica con suerte. No sé muy bien como ha sido, es algo que muchas veces lo pienso, pero hoy, como que me he dado más cuenta. Y lo digo, porque aunque soy una chica con suerte, a veces también soy un poco quejicosa, y eso es algo que también tengo que cambiar, no por ti, ni por el otro de más allá, sino por mí, para gustarme más.
Leyendo el facebook, del que soy tremendamente aficionada, he visto que mucha gente se queja en silencio, en silencio es lo que yo denomino: pongo imágenes de Internet de esas que vienen con frase. Con frase que me va al pelo, y así sin decir nada lo digo todo, y no, si me preguntan solo me escudo en: No, la vi en la red, me gustó y la publiqué.
Pues no sé yo, porque yo todo lo que publico es porque de forma indirecta o directa me afecta, y si me siento triste, lo cuelgo, si me veo gorda, lo cuelgo también y si me leo un libro lo comparto con el mundo de igual manera, de igual manera que publico la foto de una receta que hice y me salió buenísima o un selfie haciendo la mona. Para mí, mi facebook es un libro abierto de mi vida.
Y bueno, leyendo leyendo me doy cuenta de que soy una chica con suerte, tengo más de lo que podía prever en un pasado no tan lejano, y por más incluyo también los putos kilos de más que me acompañan alrededor de la tripa, la cara de pan que se me ha echo y las lorzas tan hermosas que me están apareciendo, pero bueno, lo contrarresto con que pese a todo, tengo un marido que me sigue diciendo lo guapa que soy, lo mucho que le gusto de igual manera y todo lo que me quiere... Así que no me puedo quejar, pero si ponerme a dieta, jajaja. 
Soy afortunada porque viviendo aquí me he dado cuenta de que tengo más amigos de los que tuve toda una vida en mi pueblo, de que más o menos mi familia tiene salud y de que lo más importante en el mundo para mi, que es mi hija, crece feliz sin carencias. 
Soy afortunada, tremendamente afortunada, y no le presto toda la atención que debería porque me centro mucho en las cosas que no me han salido como esperaba o en pequeñas miserias que todos tenemos. 
Por eso, me gustaría que al igual que yo, toda la gente resalte a partir de ahora lo bueno que nos rodea, y nos dejemos de quejar un poco, que si llueve: nos quejamos. Que si sale el sol: nos quejamos. Que si la camiseta que me quería comprar no está en mi talla: me quejo...
Veamos un poco más las noticias y seamos realistas, somos más afortunados de lo que creemos. Vamos a dejar de quejarnos. Y tu la primera, Veroniqueta.